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La sostenibilidad y la resiliencia
Hasta ahora, la Jardinería Sostenible era una jardinería adaptada al medio natural que intentaba racionalizar y minimizar el uso de recursos externos (como el agua, los abonos y los productos fitosanitarios). Pero damos un paso más para unir la sostenibilidad con la resiliencia, dos ámbitos muy relacionados en la jardinería, con el fin de conseguir espacios ecosistémicos con mayor capacidad para sobrevivir a las alteraciones del entorno y con un coste ambiental menor.
Para alcanzar estos objetivos, no solo son importantes las especies vegetales, sino que hay una serie de aspectos que debemos tener en cuenta:
Asimismo, es importante no hacer uso de especies invasoras, no emplear pesticidas químicos, priorizar el uso de materiales locales y evitar realizar enmiendas al suelo.
El resultado es un jardín que se mantiene en óptimas condiciones durante todo el año, con pocos cuidados y un bajo consumo de agua.
Esta idea también la hemos trasladado a nuestras instalaciones, incluyendo en el proceso productivo medidas para preservar el medio ambiente, el entorno natural del vivero y tener una mejor respuesta ante incidencias externas:
Gestión integrada de plagas (GIP)
Las plagas y enfermedades son difíciles de controlar, ya que se vuelven resistentes a los pesticidas, el número de enemigos naturales disminuye por el uso de estos productos y, en consecuencia, se produce una pérdida del hábitat natural, sumado al hecho de que la normativa sobre el uso de fitosanitarios es cada vez más estricta.
Por este motivo, en el vivero realizamos una gestión integrada de plagas (GIP), que consiste en un manejo cuidadoso del cultivo mediante métodos de protección vegetal que reducen la presencia de plagas y crean un entorno más favorable para el desarrollo de las plantas.
Desde abril de 2025 estamos aplicando un control biológico de plagas que nos ha permitido eliminar totalmente el uso de fitosanitarios en las zonas del vivero donde se aplica este control. En los viveros interiores se emplean parásitos contra el pulgón (Aphididae) y la araña roja (Tetranychus urticae). En las zonas exteriores utilizamos larvas de Cryptolaemus montrouzieri, el depredador natural del cotonet (Planococcus citri).
Asimismo, prescindimos de las plantas sensibles a sufrir enfermedades y producimos únicamente aquellas que son resistentes, reduciendo así la aplicación de pesticidas. Esta reducción favorece que los depredadores útiles se alimenten de las plagas existentes.
La fauna auxiliar dispone de espacios para nidificar y alimentarse en nuestro vivero. En él se pueden encontrar diferentes especies de aves, insectos y otros animales.
Las plagas que, aun así, aparecen, se tratan de forma muy selectiva, reduciendo el uso de pesticidas. Del mismo modo, mediante el uso de abonos de liberación controlada, reducimos la pérdida de nutrientes por lixiviación, disminuyendo la contaminación asociada.
La suma de estas acciones nos aporta: