Echium candicans es una especie de arbusto, procedente de Madeira, perteneciente a la familia de las Boraginaceae. Se trata de un vegetal herbáceo de hoja perenne, que puede llegar a medir entre un metro y un metro y medio de alto y ancho.
Sus hojas son vellosas y grisáceas, se agrupan en grandes rosetas en los extremos de las ramas, a la vez que éstas, poco a poco, van quedando desprovistas de hojas. La floración, prolongada y vistosa, tiene lugar entre los meses de abril a julio. Las flores, de color azul zafiro con estambres rojos, se agrupan en inflorescencias cilíndricas peculiares de unos 50 – 60 centímetros; son flores muy pequeñas, pero las hay a cientos. Son muy visitadas por abejas y mariposas que buscan su nectar.
Imagen de Echium candicans ; Fuente: © Guillem Morral
Es una especie perteneciente a la zona climática de resistencia número 9, con un rango de temperatura media mínima anual de -6,6 / -1,2⁰C, con lo que puede tolerar heladas muy suaves.
Es una especie que se desarrolla muy bien a pleno sol y es muy resistente a la sequia. De este modo no será necesario ningún riego, exceptuando los riegos, siempre necesarios, de implantación. Estos riegos pueden durar entre 10 y 12 semanas.
No crece bien en terrenos pesados y no drenantes, con lo que intentaremos plantarla siempre en terreno más arenoso y con un buen drenaje, con unos valores de pH entre neutros y alcalinos. Crecerá bien incluso en terrenos pobres. Se trata de una especie resistente a la salinidad y a la brisa marina, por este motivo también será una especie apta para jardines sostenibles cercanos al mar, o bien para restauraciones paisajísticas costeras.
Imagen de Echium candicans ; Fuente: © Guillem Morral
Echium candicans crece bien en terrenos rocosos ya que sus raíces le permiten un buen anclaje en este tipo de suelos, por lo que se adapta bien al ajardinamiento en rocalla.
Es una especie resistente a las enfermedades y al ser una planta rústica también es resistente a las plagas.
La poda de esta especie debe hacerse después de florecer, quitando los restos secos de sus inflorescencias y podando ligeramente sus ramas para favorecer una mejor ramificación. De este modo obtendremos una planta más compacta y redondeada.
Es conveniente plantarla en grupos con el objetivo de conseguir un mayor efecto ornamental. En Sala Graupera disponemos de esta especie y recomendamos su utilización en jardinería sostenible, tanto pública como privada, ya que sus labores de mantenimiento pueden llegar a ser mínimas.