Alyogyne huegelii 'Santa Cruz' es un arbusto de porte alto de la familia de las Malvaceae, procedente del Sur y del Oeste de Australia.

Se trata de un arbusto perenne, de rápido crecimiento, más alto que ancho, llegando a los 100/150 centímetros de alto por 80/100 centímetros de ancho.

Sus hojas son ligeramente peludas y con cinco lóbulos, de unos cinco centímetros de largo y de un color verde oscuro. Hojas muy separadas por unos entrenudos bastante largos. Sus flores, típicas de la familia de las Malvaceae, recordando las del hibisco, son acampanadas, de color violáceo, con los pétalos dispuestos en forma de abanico y de unos 10 cm de diámetro. La floración se presenta a finales de primavera y hasta bien entrado el verano, siendo muy numerosa y vistosa.

Es una especie perteneciente a la zona climática de resistencia número 9, con un rango de temperatura media mínima anual de -6,6 / -1,2⁰C. Resistente a heladas suaves dentro de los intervalos del clima mediterráneo.

Sus necesidades hídricas son muy bajas, especialmente una vez está bien enraizada, pudiendo soportar largos periodos de sequía. Si le damos algún que otro riego de soporte durante el verano veremos favorecido su aspecto. Es importante recordar que las primeras 10 -12 semanas después de la plantación es necesario el riego de implantación para poder garantizar un buen enraizamiento de la misma. También recomendamos realizar la plantación en otoño, de este modo tendremos un ahorro de agua muy importante.

Alyogyne prefiere estar ubicada a pleno sol, siendo apta por tanto en jardines sostenibles soleados.

En relación al tipo de suelo que le es más apto, prefiere terrenos con un buen drenaje, tanto arcillosos como arenosos. Es sin duda una especie muy apta para rocallas y suelos pedregosos.

Es una especie apropiada para ser plantada sola o junto a otras especies arbustivas de porte más bajo, dando color a estos macizos.

Como principales cuidados es recomendable realizar una leve poda pasada la floración para rejuvenecer la parte aérea de la planta. También es posible podar a finales de invierno para preservar la forma y evitar la lignificación de los tallos.

Se trata de una planta muy recomendable, que desde Viveros Sala Graupera os aconsejamos probar.